Este ha sido uno de esos fines de semana que será difícil de olvidar, sabéis esas veces en las que uno no tiene mucha idea de a lo que va y luego resulta toda una sorpresa. Pues ese me tocó en
esta ocasión y yo con un catarro encima. La actividad frenética comenzó el viernes por la tarde en el observatorio y acabó el domingo por la noche... Así que aguanté con el pañuelo en la mano y
esa voz de ultratumba característica de después de sonarte la nariz. Hoy me he ganado el descanso después de un finde intenso, gratificante y enriquecedor.
Aunque la luna estaba prácticamente llena también tuvimos un grupo que vino a disfrutar con nosotros de los planetas. La verdad es que el marco era muy hermoso. Selene resplandecía en el cielo
creando un delicado telón de fondo para el espectáculo que estaba asomando por el este. Marte, con su inconfundible tono ardiente llamaba poderosamente la atención. Antares parecía palidecer a su
lado y Saturno que se apiadaba de la belleza de la estrella la acompañaba consolando su presencia. Jolín, pensaba, no tengo ni la cámara ni el cuaderno para dibujar. Pero no, en este caso creo
que prefiero dibujarlo porque los contrastes son tan intensos que no conseguiría el efecto que quiero... demasiado romanticismo en la escena...Mañana sin falta vuelvo con mis herramientas y
como podré estar más tranquila me colocaré en una mesita y pintaré al raso... Ay... Quién me iba a decir que no vería este cielo al día siguiente por culpa de las nubes. Pero la ilusión me
dejó encendido el piloto de: "preparar dibujo para mañana."
Así que al día siguiente llené el maletín con todo lo necesario y salimos de nuevo para continuar con la actividad del día anterior. El sábado por la mañana estaba muy despejado, el Sol
deslumbraba con un calor sofocante así que tuve la oportunidad de desconectar un rato para volver a mirar al Sol y su estupenda mancha. Mientras la observaba pensaba: "sigue espléndida como en
días atrás, con aspecto de huevo frito muy redondeadito"... hmm creo que he desayunado poco. Parece mentira que ahí, solo en su umbra, puedan caber dos Tierras.
Pero el momento tan encantador desapareció cuando escuché que a la tarde venían nubes, y no pocas... muchas. Jo, y yo que quería dibujar la conjunción de esta noche... ¡venga ya! me ha escuchado
Murphy...
Sin embargo algo ocurrió que me hizo olvidar la mala suerte: el día me regaló una oportunidad inesperada. Los compañeros de Astroafición que acababan de llegar dicen: Holaaa, traemos un
Lunt en el maletero... ¡Poink! se me abren los ojos como platos y solicito confirmación: ¿un Lunt has dicho? Si uno de 60. Y dije... esta es la mía. Me largo corriendo
dejando a los presentes y mientras me alejo les dijo ¡vosotros ir montándolo que ahora vengo!
Tengo la sensación de que hace mil años que no miro por un Halfa, pero es porque siempre me fascina ver el Sol ardiendo... así que entre una observación y otra parece que ha pasado un gugol de
años. A los pocos minutos aparezco con mis trastos de dibujo mientras veo cómo en la plataforma ya está todo en marcha. El Sol pica de lo lindo así que saco una gorra del coche, un poco
escandalosa pero era la que tenía y me la planto para alivio de los ojos. Bueno, sus colores hacían juego con las emociones así que quizá no desentone mucho.
Comencé a preparar el papel fijándolo al soporte con varios trozos de cinta de carrocero para que se quede bien seguro (se había levantado una brisa que levantaba el papel así que lo mejor era
asegurarlo entero). Saqué los pasteles en barra y el lápiz, difuminos y papel de limpieza y cuando ya estaba todo listo se armó la cola del metro....
Jajajaja siempre pasa, se monta un Halfa y se lía la fila padre. ¿Quién da la vez? ehh no te cueles que yo estoy antes jajajaj. La verdad es que contemplar este espectáculo
merece la pena. Cuando pude asomarme eché un vistazo primero a la tonalidad del Sol y sus degradados, vi la enorme mancha y las playas asociadas y aunque el limbo estaba algo tranquilo percibí
algunas protuberancias en la parte inferior. Bueno, con esto me vale por ahora... así que me aparté y me senté en el banco de los sentidos... un banco que tenemos al lado para
contemplar las estrellas por la noche... Comencé a rellenar el disco con el color adecuado: rojo intenso en los bordes y anaranjado hacia el centro. Froté el pastel en posición horizontal y
extendí el color con el dedo para cubrir bien todo, después me limpié con las toallitas y cuando me quedé satisfecha con la base perfilé el borde del disco solar limpiando aquello que se había
salido con un poco de papel.
Cuando llegó mi turno de nuevo me senté sobre un maletín improvisado que hacía de taburete y empecé a añadir detalles con pasteles más claros que el rojo anterior. Las playas inundaban todo
alrededor de la enorme mancha y los filamentos serpenteaban por la superficie como culebras oscuras. Éstos preferí marcarlos con un pastel negro muy afilado, el formato lápiz es muy práctico para
figuras tan delicadas. Seguí añadiendo detalles hasta que di por concluido el trabajo. Las protuberancias de la parte inferior eran muy delicadas así que las marqué primero con el pastel y luego
con un difumino fino les di una consistencia más vaporosa.
El calor ya me terminó de convencer de que debía meterme dentro, así que aproveché para echarle un último vistazo al Sol pero esta vez con el prisma de Herschel que estaba colocado en un tubo
paralelo. Después guardé todo y me fui con los demás que continuaban en sus faenas, y no fue mala decisión porque ya me estaban llamando para una tarea.
Aprovecho para incluir el dibujo final que hice. Con las gafas me costaba centrarme en la imagen y con frecuencia perdía el disco del Sol haciéndose todo negro. Bendito taburete
que me ayudó a estabilizarme.
Y como bien habían adelantado las nubes comenzaron a llegar... cubriendo casi todo el cielo de velos lechosos... a la tarde ya no quedaba ni rastro del disco del Sol... y el viento arreció
barriendo toda esperanza de vez a los amantes en su encuentro. Habrá que esperar un poco para volver a ver a Selene cayendo en brazos de su guerrero...
Gracias por seguirnos y compartir nuestras aventuras.
Leo